Capítulo 13     El y YO     El olor a mantequilla derretida se colaba por alguna de las rendijas de la puerta de madera, por donde se llegaba al corazón de la vieja cocina.       Esa mezcla de canela y almendra con el noble cedro, la tibia luz ambarina que bañaba el rostro sin complicar ni definir contornos.=mas=     Cada vez que llegaba mi cumpleaños, la florería pagaba sus deudas con un solo pedido.   René era exagerado, hasta para amar.   New York se precipitaba en invierno. Y yo, no necesitaba variedad.   Lo mío, no son las artes culinarias. Soy, digamos, un poco desbaratada en función de la pizca de harina y sal.     En la puerta, un dibujo del otoño, y la mano de mi hombre sosteniendo una botella de vino tinto. Su impecable cazadora y esos jeans que insinuaban descaradamente algo que era solo de mi propiedad.   Ni siquiera tocamos la cena. Fuimos directamente a fundirnos. La memoria de una piel se sella con la misma pasión del interminable beso en la entrega.   Cada caricia está diseñada para impregnar cada poro, con el aroma mas exquisito.   Dos cuerpos son dos instintos devorándose en la lucha por dominar con amor...pero sin piedad.       Dicen que de las LUNAS, la de Octubre, es la más bella…     ............................................................

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