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Serie Negra: Quinto Capitulo

10 junio de 1925 – 5 años antes de la gran matanza Oakley y Elynor Oakley cruzó la calle furioso, con la mirada fija en el edificio del frente. Resuelto, con los puños cerrados a los costados de su cuerpo, solo podía recordar la carta que su esposa le sacudía en el rostro reclamándole y su puño golpeándola. Y el sabia quien había escrito esa carta y sobre todo por que lo había hecho. Entró al edificio y subió las escaleras hacia el departamento de Elynor. Conocía perfectamente el camino por que lo había recorrido una media docena de veces en los últimos tres días. Tocó la puerta y espero. Dentro de la habitación se escucharon unos ruidos. Por fin Elynor abrió la puerta. Charles no dijo nada. Levantó su mano derecha y la llevo directamente al cuello de la mujer, que retrocedió instintivamente. - Tu, puta …. Con la mano derecha Oakley apretó la garganta de la mujer y con la izquierda le tapó la boca apretando su hermoso rostro presionándola contra la pared. Elynor se sintió atrapada por la pared y la presión que las manos de Oakley ejercía sobre ella. Su pecho se agitaba violentamente mientras sentía el aliento a whisky del hombre - Me quieres joder Puta - le volvió a gritar la chica mientras la presionaba más contra la pared - ¿Por qué enviaste esa carta? La mujer golpeó con su rodilla los genitales de Oakley. Oakley al sentir el golpe la soltó. Cayo al suelo protegiendo la zona afectada. La mujer respiró hondo y llenó sus pulmones con oxigeno. Estaba agitada pero eso no le impidió patear nuevamente a oakley que adolorido, todavía yacía en el suelo - Hijo de puta! - La gritó Elynor mientras lo pateaba por segunda vez. Cobarde Hijo de puta!!! Oakley se puso de pie nuevamente y se abalanzó contra la mujer que no lo esperaba. Su cuerpo golpeó el de ella cayendo ambos aparatosamente sobre el suelo de la habitación. Elynor sintió el golpe multiplicado por el peso de Oakley. Su espalda pareció reventar contra el suelo llenándola de de dolor. Oakley estaba sobre ella con todo su peso. - Maldita – le gritó mientras volvía a llevar sus manos al cuello de la mujer. Ella intentó defenderse levantando su mano al rostro iracundo del hombre. Se le hacia imposible respirar por la presión de las manos sobre su garganta. Quiso emitir algún sonido pero no pudo hacerlo. Empezó a sentir un desagradable cosquilleo a la altura de su cuello y la desesperación del aire faltándole en sus pulmones. Abrió sus hermosos ojos verdes lo máximo que pudo como si con ella quisiera respirar el aire que no podía por la nariz. Araño el rostro de oakley pero el no disminuyó la presión. Aumento su desesperación, su necesidad de oxigeno era cada vez mayor. No podía pensar, no podía sentir nada mas que ese cosquilleo horrible y una angustiante sensación de mareo en su cabeza. Oakley presionó cada vez mas fuerte. Sintió la traquea de la mujer bajo sus manos pero no dejó de presionar. En un momento dado, se dio cuenta que estaba a punto de arrancarle al vida a la mujer que, sobre el suelo frio, casi no podía ya luchar contra él, pero apartó esa idea de su mente y siguió presionando. Por fin, los ojos verdes y llenos de vida de Elynor dejaron de existir en un ultimo suspiro. Oakley siguió presionando el cuello de la mujer unos segundos después que la vida se le escapara. Siguió y siguió no por que quisiera hacerle mas daño del que ya le había hecho si no por que quería borrar con ese acto todo lo que se había desmoronado en su vida. Apretó ese cuello y apretó al mismo tiempo el cuello del asesino del pentagrama, de su mujer, de su compañero Walrus y por último, de él mismo. Y cuando por fin soltó a Elynor con sus manos todavía su mente esta ahorcándola y quitándole la vida. Se puso de pie y la vio. Estaba tirada, con los ojos muy abiertos y las piernas hacia un lado. Parecía una muñeca rota. 10 junio de 1925 – 5 años antes de la gran matanza Cherry Los tubos atravesaban su pequeño cuerpo intentando retener su vida aunque a esas alturas estuviera mas viva que muerta. Los médicos habían lo grado estabilizar la perdida de sangre interna y reparar todo lo que podían reparar en un cuerpo de seis años que ha caído 7 metros sobre el pavimento. - Otra niña hubiera muerto - , le dijo el medico a su madre, pero su hija tiene muchas ganas de vivir. - Estará bien doctor? – le preguntó su madre al medico. El doctor miro a través de la ventana que separaba cuidados intensivos del corredor el cuerpo entubado de la pequeña cherry. Cerró los ojos un segundo antes de responder - Su hija no volverá a caminar señora. Lo siento mucho La madre de cherry abrazó a su padre, que en silencio, no dejaba de ver a su hija a la distancia. Sollozó algo y buscó en el calor de su esposo una razón para sentir que valía la pena seguirá viviendo. Su pequeña hija estaba cerca de ella pero no era la misma y agradecía a Dios por haberla traído con vida nuevamente a su lado pero al mismo tiempo no entendí por que a tan temprana edad ese mismo dios le quitaba el don de caminar por si misma. Dentro de cherry su cuerpo seguía peleando por mantenerse vivo. Sus pequeños pulmones, libres por la sangre que en algún momento los había llenado, trataban de conseguir aire ayudado por un respirador artificial. Sus piernas estaban destrozadas y su sistema nervioso había perdido definitivamente y para siempre

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