Fui hasta noviembre
Quedaron huellas en mi cuerpo, qué más da, de la intensidad que te tuve. De la intensidad con la que pensé te tenía. Pero era sólo yo. Todo va cayendo a su lugar; las despedidas trasatlánticas nunca me han gustado. La lejanía tiene un precio, y aunque me niego a pagarlo, lo pago. Es mucho más fácil cuando se va un amigo. Las despedidas momentáneas y arrepentidas me quitan el aire, me desmayan, y todo se complica. Es decir, me complico yo solita. El fantasma del cáncer se pasea y se ríe. Pero nunca me sentí sola en el mundo. Nos asusta a todos. =mas= Desvarío en el laboratorio, atrapada frente a una ventana donde veo que la gente pasa y pasa. No es queja, aquí tengo frío, y sé que si alguien me leyera sabría que es gran fortuna poder sufrirlo
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