La Espera
De ya tantos caminos recorridos y heridas constantes, las alas, las manos, los pies, los ojos, los brazos y todo mi cuerpo y cada parte de mi ser se habían agotado de tal forma que en mi espera desesperada mis labios emitirían un grito que reflejaría mi aflicción "¡No más! ¡No más esperar!" y de entre las sombras que acompañan a la noche y los brillos tímidos de la luna, surgió
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