Hermanos
(...) que singular alegría embriagaba el corazón de los amigos, que, en no menos desafortunadas circunstancias, se encontraban nuevamente tras un larguísimo invierno. Debieron saludarse efusivamente, pero no pudieron, tanto Rudolph como Joseph habían perdido ya demasiados dientes, tampoco podían verse, los hematomas en sus rostros dificultaban dolorosamente su visión. Se reconocieron, eso es cierto, pues los jóvenes que compartieron incontables veranos en la granja y que construyeron juntos indecibles recuerdos, formaron lazos de hermandad fuertes y perpetuos. hay algo que se siembra en el alma de aquellos que crecen y maduran juntos. Eran hermanos, hermanos de sangre, de juegos y risas y el dia de hoy, en la penumbra, hermanos de hambre, de fiebre
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