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DEPRESION, SINTOMAS INTELECTUALES

DEPRESION, SINTOMAS INTELECTUALES =mas= Deformaciones del pensamiento en la depresión Por: José Luis Catalán Bitrián De los síntomas que presenta la depresión, tristeza, apatía, inhibición, frustración, los pensamientos negativos parecen a primera vista tener un papel secundario o que simplemente adornen un estado de ánimo con lamentaciones y negras consideraciones. Pero esta visión no es acertada. El papel de los pensamientos deformados en la depresión resulta sumamente importante: => En la aparición de la depresión. => En el agravamiento del desánimo. => En la evolución que tendrá la depresión. La visión que se tiene de nuestra propia identidad y los juicios que hacemos sobre nuestras posibilidades en la vida, determinan en buena medida la aparición del desánimo. Cuando comenzamos a creer que no tenemos m ritos y capacidades como para poder llevar una vida digna e interesante, o cuando creemos que no podemos reconducir el curso de nuestros deseos despu s de una rustración o una desgracia, estamos alimentando la tristeza: creamos razones para sentirnos deprimidos. Estando ya tristes es posible estar aún peor o mejorar, y ello depende en buena medida de qu es lo que pensamos de la situación actual y del futuro, y de cómo reaccionamos para salir de la tristeza inicial. En ocasiones nos olvidamos de que somos seres biológicos, de carne y hueso, y no unos seres espirituales que podrían tolerar cualquier dosis de angustia y desánimo sin alterarse. Si pensásemos que una persona que nos sigue los pasos es un criminal, notaríamos inmediatamente tensión muscular, aceleración del ritmo cardíaco, y un conjunto de reacciones físicas virulentas. Vemos, por consiguiente, que existe una relación evidente entre pensamiento (pensar que corremos peligro) y el cuerpo (que reacciona con mecanismos de alarma). De igual modo existen pensamientos que producen desgana, acentúan la rabia o frustración y provocan más tristeza. De ahí que podamos añadir que el control del pensamiento es fundamental en la depresión. Corregir el pensamiento distorsionado, por medio del asesoramiento y ayuda de un profesional, es uno recursos que existen para cambiar la depresión. Beck, investigador de la psicoterapia de la depresión, sostiene en su libro "Terapia cognitiva de la depresión" (ed. Declee, Bilbao 1984) que existen siete principales supuestos depresógenos: Generalización abusiva Selección tendenciosa Responsabilidad excesiva Falsas predicciones Auto-referencia Catastrofismo Pensamiento de "blanco o negro" Estos mecanismos mentales son altamente contraproducentes en la depresión, empeorándola e impidiendo salir de ella. La forma de pensar del deprimido está llena de ideas negativas que se repite a sí mismo una y otra vez, creando así mayores dosis de malestar. GENERALIZACION ABUSIVA Este mecanismo mental consiste en pensar que si algo es cierto en un caso, se puede aplicar a cualquier otro caso, aunque no sea demasiado parecido. El deprimido es muy sensible al fracaso. Si algo le ha salido mal, por ejemplo se ha olvidado de algo, piensa que su memoria volverá a fallar cada vez que tenga que recordar otra cosa. -Porqué no vas a visitar a tus amigos? -Porque el otro día fui y no estaban en casa. -Pero si un día no están seguramente los otros sí que los encontrarás. -Es que cada vez que pienso en ir se me ocurre que no estarán, como la otra vez, y en mis condiciones no quiero hacer esfuerzos inútiles. En este ejemplo la persona deprimida realiza una falsa "generalización": porque un día no encuentra a sus amistades en casa, ningún otro día puede estar segura de hallarlos. Este pensamiento le desanima de emprender una actividad que le resultaría positiva para mejorar. En cambio, el pensamiento negativo influye en aislarla más del mundo exterior, desanimándola más a consecuencia de ello. Este es el esquema en el que se basa la generalización abusiva: Con frecuencia la facilidad con la que el deprimido realiza operaciones de falsa generalización le llevan a justificar el abandono de toda suerte de actividades positivas que emprende. Su antipatía por el esfuerzo le hace decirse a sí mismo esta clase de ideas a fin de encontrar un alivio inmediato al sufrimiento que le suscita el trabajo, aunque con ello sólo hace que empeorar las cosas. Es por consiguiente una conducta contraproducente que hay que evitar. -No puedo distraerme, porque cuando leo una revista me entra dolor de cabeza. -¿Intenta leer usted a menudo? -No, porque un día lo hice, y como le digo me dolía la cabeza. -¿Y ha probado alguna otra vez? -Cuando voy a leer una revista de las que me compran en casa pienso que si leo me dolerá la cabeza, y lo dejo estar. En este ejemplo vemos que la persona generaliza demasiado: lo que le sucedió una vez cree que le volverá a suceder siempre. Pero no le dolerá la cabeza por leer una línea, ni dos.. o hasta donde sus condiciones físicas le permitan. Esto es, entre realizar una sana actividad recuperativa de un modo limitado, y no hacerla en absoluto hay una diferencia. Si el deprimido no hace cosas a su alcance no se recupera, lo cual no significa precisamente "hacer nada¯ sino "hacer algo¯, aunque sea muy modesto. SELECCION TENDENCIOSA Los acontecimientos que prefiere retener el deprimido son los fracasos, las carencias, errores y debilidades. No todo va mal, ni mirando con relatividad se verían las cosas tan graves como el deprimido las ve, pero hay como una cierta tendencia del deprimido a verlo todo negro. El esquema de este mecanismo del pensamiento es: Es uno de los rasgos que delatan la presencia de tristeza a las personas que rodean al deprimido. Como sólo muestra el lado negativo de las cosas los demás acaban por darse cuenta de que no es que tenga peor suerte que los demás mortales, sino que se trata de que está deprimido. -¿Qué tal te ha ido en el trabajo? -Me ha salido horriblemente mal. -¿Qué ha pasado? -El jefe me riñó, me equivoqué en un envío, y perdí una lista, en fin, espantoso -¿Pero algo habrás hecho bien durante las ocho horas de trabajo, aparte de lo que dices? -Lo demás, normal. Aquí vemos un diálogo típico con un depresivo. Nos cuenta exclusivamente lo que ha ido mal, dando la impresión de que lo sucedido ha sido catastrófico. En cambio, mirado racionalmente, la proporcionan de cosas que el deprimido hace bien es mayor que las que hace mal. La manera irracionalmente negativa de ver las cosas que tiene el juicio del deprimido le sume en la sensación de ruina y degradación. -¿Cómo te encuentras hoy? -Mal -¿Pero mejor o peor que ayer? -A medida que pasa el tiempo me encuentro peor, pensado que no mejoro. -Pero, ¿qué entenderías tú por encontrarse mejor? -No sufrir, encontrarme alegre como antes. -Y si en el camino de estar bien, progresas, ¿no es eso una mejora? -Bueno, el que no se consuela... -Por lo menos admitirás que hacer progresos, aunque no estés del todo bien, no es precisamente empeorar. -Sí, eso es verdad. -Entonces, que pienses

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