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Cuento Erótico: Esta será nuestra última noche (final)

¿Que nos pasó? ¿Por qué esta  noche no puede ser eterna?   Me muerde el hombro mientras  el orgasmo que la envuelve  todavía la hace temblar  y me lo hace saber con sus gemidos y sus palabras entrecortadas y mezcladas con susurros. Me lo hace saber con lo agitado de su respiración y el sudor de su piel.  =mas= Y no la dejo de mirar a los ojos  mientras siento que yo también estoy a punto de tener un orgasmo. Sus manos recorren mi espalda en medio de sus jadeos hundiendo cada cierto momento sus uñas completamente fuera de si. Me presiona contra su pelvis como si quisiera que llegue aun mas adentro de ella, como si de esa manera pudiera atrapar ese momento y hacerlo suyo para toda la vida.  Y me doy cuenta que un calor especial y maravilloso recorre toda la extensión de mi  pene dentro suyo. Esta totalmente mojada  y eso acrecienta aún más mi excitación   Es hermosa   Es exquisita.   Se recuesta en la cama rendida mientras un rubor aparece en su rostro. Mi pene aun esta dentro suyo y ella empieza a cerrar y abrir sus piernas y acercar y alejar su bajo vientre queriendo acariciarme, hacerme llegar al  orgasmo de esa manera.  Esta rendida, lo puedo ver en su rostro pero al mismo tiempo esta feliz por poder compartir este momento conmigo.   Yo dejo descansar mi cuerpo sobre ella y la beso amorosamente, tomando su rostro con ambas manos mientras descanso mi cuerpo sobre  mis codos. Luego acaricio su rostro. Aun estoy dentro de ella cuando lo hago y mi pelvis, un poco mas lento que hace un momento, aun esta moviéndose   -        Tu no has terminado – me dice ella sin dejar de mirarme a los ojos   -        No todavía no. Déjame contemplarte un minuto antes de hacerlo por favor.   Esta será la última noche en que pueda perderme en sus hermosos ojos marrones. Esta será la última noche en que la tenga tan cerca de mí que la pueda tocar, la pueda oler, la pueda lamer. Me cuesta aceptarlo pero es verdad. Esta noche, que empezó con una copa de vino y un cigarrillo terminará inevitablemente con una puerta que se cierra  como único adiós entre dos seres que se amaron más allá de lo físico.   -        ¿Que nos pasó?-  Me vuelve a preguntar cerrando los ojos. Su boca, entreabierta, me deja notar el placer que aun esta sintiendo.   Yo no dejo de mirarla mientras mi pene entra y sale de su vagina. Me muevo lentamente ya que sé que esta bastante sensible y sobre todo para evitar que la sensación de querer eyacular sea tan intensa que no pueda controlarla más.   -        ¿Que nos pasó amor mío? – me vuelve a decir, abrazando mi cabeza y besándome - ¿Por qué se acabó todo? ¿Por qué estamos aquí esta noche despidiéndonos si nos queremos tanto?   -        No lo sé – le miento – no lo sé   Ella se separa de mi y me queda mirando a los ojos directamente. Por unos segundos me parece estar viendo una estatua de mármol en vez de a mi amante. Me mira fijamente, como si pudiera ver dentro de mí,  como si con esa mirada pudiera saber que es lo que pasa por mi cabeza y por mi corazón.   Sabe que le miento. Sabe que aunque yo le pregunte a ella que es lo que sucedió entre nosotros yo siempre he tenido la respuesta y que la he callado durante mucho tiempo por no poder enfrentar la verdad.   -        Te amo – me dice   Yo la beso apasionadamente como única respuesta y ella me abraza al sentir mis labios sobre los suyos. Por un momento he dejado de penetrarla y mi pene esta erecto fuera de su cuerpo. .   Mi mano derecha llega hasta su seno izquierdo y empieza a acariciarlo nuevamente. Luego me desplazo hacia su cuello y lo beso. El sabor salado de su piel y de su sudor esta nuevamente allí para que lo saboree.   Y ella me separa ligeramente de su cuerpo.     -        Recuéstate en la cama – me dice   ¿Cómo no obedecerla? No tengo fuerza para negarme. Me recuesto lentamente sobre la cama   Acomodo mi cabeza en una almohada y mi espalda sobre el colchón. Ella me mira de pies a cabeza  y se sonríe al ver mi pene, totalmente erecto, a su alcance.   Se inclina sobre él y me lo besa tomándolo con ambas manos.   Su boca sabe a gloria.   El cielo tiene ojos marrones. El cielo tiene la piel salada y los ojos marrones y te sonríe mientras besa tus partes intimas, mientras te regala el placer mas intenso que alguien te puede dar. Y mi cielo hermoso de largos cabellos oscuros se entrega a mí con toda la fuerza e intensidad  que solo alguien que te ama te puede demostrar.   Mis manos acarician su cabello mientras ella me besa. De repente y sin que  siquiera lo note, ella empieza a hundir mi miembro en su boca y a sacarlo con movimientos constantes y yo siento que un calor comienza a recorrer mi cuerpo desde  mi columna vertebral pasando por mi cóccix.   El placer que ella me esta dando es indescriptible, inenarrable. Recorre mi bajo vientre y se instala alrededor de mi pene, incluyendo también mi zona anal. Mis músculos se tensan y mi respiración se agita.   Ella parece notarlo y se mueve aun con más intensidad recorriendo con su boca toda la extensión de mi pene. Sus manos, acarician mis piernas y mi vientre y luego vuelven. Desde mi posición solo puedo adivinar la expresión de su rostro ya que su cabello la cubre casi totalmente y solo puedo verla de a pocos mientras el propio movimiento de su cabeza sobre mi pene la descubre.   Pero no me hace falta. Tengo su rostro en mi cabeza sonriéndome. Cierro mis ojos y puedo verlo, mordiéndose los labios, con los ojos llenos de pasión, con el rubor de su propio placer, gimiendo  constantemente, diciendo mi nombre entre suspiros y respiraciones agitadas.  La tengo aquí en mi mente, con sus uñas arañando  mi espalda, sus piernas abiertas completamente abiertas esperándome; con su vagina y su clítoris húmedo con su sabor a ella que tanto ha marcado mi vida hasta esta noche.   Estoy a punto de venirme. Estoy a un segundo de acabarme dentro de ella.   Pero no quiero hacerlo.   No, aun no. Quiero verla a los ojos mientras yo mismo tenga un orgasmo. Quiero mirar el marrón de sus ojos mientras eyaculo dentro de ella. Si esta es la última vez que estemos juntos quiero sentir que ambos podemos  llegar al cielo juntos.   Y la tomo del rostro   Y la levanto hacia mis labios.   Y la beso. Apasionadamente, con dulzura.   -        Que no sea así – le digo   Ella entiende todo sin que yo le de mas explicaciones. Levanta su pierna derecha sobre mi cuerpo y ahora esta sentada a ahorcajadas sobre mi. No deja de mirarme a los ojos y yo tampoco le quito la mirada de los suyos.   Mi hermosa amante.   Me bella amante de ojos marrones.   La mujer que más he querido en mi vida.   Ella toma mi pene con su mano derecha y pone su cuerpo sobre el. Durante un segundo parece buscar algo entre sus piernas y por fin lo encuentra.   Primero roza mi glande sobre sus labios vaginales sin prisa. Como si tuviera todo el tiempo del mundo para hacerlo. Yo acaricio sus piernas, que dobladas, descansan al lado de mis caderas. Por un pequeño instante, su mirada se pierde en el vacío detrás de mí pero luego vuelve a verme a los ojos.   No puedo contenerme más y ella tampoco.   Coloca por fin mi pene en su vagina y deja descansar su cuerpo sobre mí.   Estoy dentro de ella. Dentro de su cuerpo, sintiendo su calor, sintiendo su humedad. Sus manos se apoyan en mi pecho primero y luego ella se inclina para poder sentir mi pene en toda su extensión.  Yo me acomodo debajo de su cuerpo y por fin, ella siente que me tiene totalmente dentro suyo.   La beso nuevamente en sus senos. Vuelvo a colocarme sus pezones dentro de mi boca y a juguetear con ellos con mi lengua mientras ella, poco a poco, va a aumentando la velocidad en que se mueve sobre mi. Mis manos acarician sus nalgas, y sus piernas y sin darme cuenta empiezo a gemir.   Y ella lo hace conmigo. Me dice, entre sollozos, que me ama, que nunca dejó de hacerlo. Y cuando  yo empiezo a lamer el espacio que hay entre sus hermosos senos ella me jura que nunca me olvidará, que he marcado su vida con el calor de mis caricias y que eso es algo que llevará siempre en su corazón.   Cuando inclina su cuerpo sobre mi pecho y empieza a levantar solamente la pelvis sobre mi cintura facilitando el roce de su vagina sobre mi pene, me doy cuenta que estoy a punto por fin de eyacular dentro de ella y que todo se acabará por fin esa noche. Y creo que ella se da cuenta de eso por que acerca su boca a mi oído y me dice que está a punto de terminar y que quiere que lleguemos juntos a tener un orgasmo.   Yo no le digo nada.   Solo cierro los ojos y mientras intento contenerme recuerdo las largas noches juntos donde ella yació conmigo exhausta sobre la cama, con su cabeza sobre mi pecho, con su pierna sobre mi pene flácido después de haber eyaculado varias veces dentro de ella. Y recuerdo las cientos de promesas, los cientos  de te amos que ella dijo y que yo callé por miedo a acabar con la magia de sentirla a mi lado….las veces que coloqué su cabello detrás de su oreja o cuando reíamos creyendo que la felicidad puede ser eterna cuando solo era al final de todo  una brisa en medio de una tarde calurosa  que se va sin siquiera avisar.   Mientras ella empieza a sacudirse con mi pene dentro, mientras aprieto sus senos llevado por la pasión, recuerdo las innumerables tardes que pasamos juntos acariciándonos y jurándonos amor. Recuerdo las veces que eyacule dentro de ella pensando que si habia un paraíso en la tierra este tenia que estar dentro de su vagina.  Y ese era mi paraíso

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