Aquellas palabras me dejaron estático, enfureciéndome cada vez más al ver esa sonrisa, mientras mis ojos se llenaban cada vez más de lágrimas al ver a Clara. No sabía que hacer y no estaba seguro de lo que pasaba, siendo lo único que pude contestar, dije – Yo nunca seré una abominación como tú – Al terminar esas palabras solo podía sentir como mi rostro se llenaba de más humedad cada momento, el me miro fijamente y con una voz retadora contestó – ¿Esa es tú decisión?, esta bien, tú lo quisiste así – Sentí como caí sobre mis rodillas, de repente se me fue toda la fuerza del cuerpo dejandolo caer, quedando boca abajo, cerré los ojos, quería estar muerto, en un instante todo quedo en silencio, eso perturbo mi mente, así que con miedo decidí a abrir mis ojos, y pude ver el rostro de Clara, me encontraba en sus piernas de nuevo, me levanté y la abracé, comencé a llorar y ella solo me tomo entre sus brazos, como si fuera un indefenso niño, ahí fue cuando me di cuenta que se repetía la historia, mire su rostro, algo confundido tome su mano, y mire que tenía la misma expresión de horror y tristeza y que me estaba haciendo las misma preguntas – ¿Cómo estás?, ¿Qué pasa amor?, ese hombre era extraño – me dolía la cabeza, no comprendía que era lo que estaba sucediendo, ¿Acaso me estaba volviendo loco?, pero si me tope con aquel hombre en el bosque, ¿Habrá sido todo un sueño?, Clara solo me miraba en silencio, con esos ojos que muchas veces me hicieron enloquecer, tomo mi mano y se levantó, jalando la mía para que la siguiera, seguía muy confundido, pero el solo ver bien a Clara y verla junto a mí basto para que se me olvidara aquella pesadilla. =mas=Nos dirigimos a un pequeño granero abandonado, el cual era cómplice de nuestro amor secreto y carnal… Entramos, cerramos bien la puerta o almenos eso pensamos, Clara dirigió mi mano a sus labios, regalándole el más tierno beso, la deslizó por tu exquisito cuello y me jaló al fondo de aquel lugar. Entre las sombras veía como sus deleitables curvas comenzaban a desprenderse de sus ropas, dejando a aquel Ángel descubierto. En ese momento se me olvido todo lo que tenía en la cabeza, me tomo por

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