UNA MUÑEKA ESCLUSIVA
Una muñeca exclusiva Ana tenía una pequeña muñeca de trapo a la que llamaba Perla. Era una muñeca simple, incluso anodina, pues no había nada en ella que, a primera vista, llamara la atención. A Ana no le gustaba nada aquella muñeca, pero sus padres no tenían dinero parar comprarle otra, así que, muy a su pesar, tenía que jugar con Perla. “La odio”, les decía a sus padres. “Es una muñeca vulgar y aburrida.” Perla se sentía muy infeliz cuando oía aquellas palabras, pero quería tanto a su dueña que siempre la perdonaba. Se decía a sí misma: ‘seguro que algún día Ana también me querrá a mi; sólo tengo que esperar’. Un día, Ana invitó a unas amigas a su casa y todas sacaron sus muñecas para jugar. Pero en cuanto vieron a Perla, las niñas se echaron a reír. “¡Qué muñeca tan fea!”, dijo una. “Tiene una cara sosísima, y no tiene vestidos de noche exclusivos, ni un peinado exclusivo, ni
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Me siento Abrumado.