Para interesar a los jóvenes en algún tema basta con asociar algunaactividad con la diversión.Casi siempre =mas=da buenos resultados,y ellofacilita todo lo demás.La primera parte es la más complicada y consiste en ganarse su confianza y respeto. Mis alumnos aprenden a desarrollar sus habilidades en un ambiente sano y de tolerancia pero no pierden de vista que la autoridad pertenece a una sola persona y ha sido otorgada por la experiencia y conocimientos.Eso ya es ganancia, porque no se puede negociar con quien no razona.Después viene la parte técnica.La teoría que en su mayoría es impartida por alguno de los otros maestros y que me facilita (por cuestiones de tiempo)aprovechar la hora de clase con el ejercicio y la práctica de todo lo referente al sistema bucofonatorio.Pero que en muchas de las veces debo retomar y volver a explicar.A esa edad es muy fácil subestimar el propósito del solfeo.Ni que decir de los ejercicios de rítmica y métrica y la incansable lucha porque aprendan a contar cuantos compases antes de empezar a cantar.Descifrar en que tiempo (ó si es en sincopa)la introducción musical, el puente, etc.No hay nada peor que un(a) cantante sin la más básica formación.Pero en el caso de los alumnos de menor edad es todavía más difícil la labor.A los cuatro años, y sin saber leer ni escribir es necesario recurrir a la asociación de ideas.Colores, texturas,sabores,formas,todo con relación al sonido.Mi trabajo consiste en proporcionar múltiples posibilidades con EL ARTE, en este caso, la música.Pero la parte visual es definitiva.Sus pequeñas manos, todavía no alcanzan la magnitud necesaria ni la fuerza para ejecutar el piano,

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