¡Viva El Chilango!
De cómo en esta loable ciudad se estila hablar a medias, según algunos, con fundamento en la economía de la saliva. Por no gastar saliva, por las prisas, por decir así hablo y qué y porque todo el mundo lo hace y hay que adaptarse, estamos economizando en las palabras. (No es descabellado suponer que en unos siglos nuestro lenguaje será la mitad de lo que es ahora.) Lo bueno es que cualquiera entiende perfectamente si escucha: «Me saluda a mi compa el arqui, seño…», «llevábamos clase de conta en el poli, ahí en Tlane», o bien: «El fin me fui con los de la uni a Cuerna y
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Me siento Feliz.
Escuchando: Moderatto -Quemandome de Amor-