- Te odio, eres un ojete y me dá asco haberte besado alguna vez -   Ximena sostenía un crucifijo de madera; sus ojos verdes y grandes se desorbitaban al posarlos con los de él....   - Tanto puto amor,¿no?, tanto amarte; tanto dejar de pensar en mí para darte todo, para perder días enteros siguiéndote, dejándo hasta mis propios pensamientos, la educación que adquirí de pequeña,¿para qué?, para que seas el peor estafador de todos....¡TODO POR NADAAAAAAAAAAAAAA!-   Parecía que en cualquier momento sufriría una convulsión, no tenía el menor interés de parar, la cruz de madera se había vuelto un arma, una especie de lazo con el que la veía impávido desde el otro lado

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