¿Dónde irá a parar nuestro coloquio? Me parece que el próximo paso es hacia fuera de este mundo, rumbo las estrellas. Literalmente estoy dispuesto a salir en el próximo cohete que me llevase a Marte, sólo por el gusto de tener otra cosa que contarte cuando me encuentres. Es cierto, debo confesaroslo, he abandonado la esperanza de encontrarte, me faltan los instintos del gato o la suerte del perro o la cuna del ave de presa o la insatisfacción de la carne. En efecto, mi cuerpo está demasiado bien empaquetado. Es mi mente la que ya no espera entre la gente. Luego y a punto de saltar desde el techo -no suicida sino ángel-, recuerdo que he venido a perderme buscándote. Retomo la situación desde arriba. Él quiere que seamos felices, tú quieres que nadie nos encuentre, yo me esfuerzo por ser menos yo y más aquel navegante que no se pierde. Tanto "qué" para desterrarse al reino de lo impostergableble. "Probablemente, mañana" ya no es una

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