Mientras le daba un mordisco a la manzana que había elegido como parte de su almuerzo, le cruzó por la mente una pregunta que alguien acertó a hacerle días atrás: ¿ porqué no te gusta el café ?”=mas= - “Por que sabe amargo” – había sido su respuesta. -“¿ Aún el capuccino, o el moka ?” – había interpelado su interlocutor. -“El café siempre es amargo”, y con esa respuesta había dado fin a la corta controversia. Pero sabía que la razón por la cual no apreciaba el café no era su sabor característico. Se dió cuenta que su memoria no daba para tanto; era ese bloqueo parte de un mecanismo natural de protección ? No se tomó la molestia de indagar ni para si misma y siguió conduciendo. Sin embargo ahí estaba la respuesta en un recóndito lugar de sus recuerdos, presente cuando no quería recordarlo, ausente cuando lo buscaba. Y es que a los tres años no se tiene conciencia de cuales momentos marcaran una vida, y por tanto no les

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