Demasiado Amor...
-Si hemos de hacer pendejadas, hagàmoslas -dijo- como la gente grande. Lo llevò al dormitorio y empezó a desvestirse sin falsos pudores con las luces encendidas. =mas= Florentino Ariza se tendiò boca arriba en la cama, tratando de recobrar el dominio, otra vez sin saber què hacer con la piel de tigre que habìa matado. Ella le dijo: No mires. El preguntò por que sin apartar la vista del cielo razo. - Porque no te va a gustar- dijo ella. Entonces el la mirò, y la vio desnuda hasta la
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