Einyel

Comprendiendo

Este fin de semana me vi enfrentado a una serie de eventos que no ocurren todos los días y que la mayor parte de las veces no estamos preparados para vivirlos. Todo lo ocurrido me permitió darme cuenta de mi posición en la vida y aunque siempre me he quejado que nunca maduro ni madurare, mis vivencias parece no han sido tan inútiles después de todo, pero, además me permitió comprender una palabra de uso común la cual inconscientemente creía entender…amor. =mas=   De formación científica, mi concepción acerca del amor estaba basada en una reacción del cerebro a la dopamina provocándonos una serie de sentimientos y pensamientos que muchas veces para quienes no están “in love” son difícil de entender. Un poco mas allá, tenia la idea de que todo esto del amor se basaba en las interpretaciones que nuestro cuerpo le daba a los mensaje químicos que otro cuerpo enviaba y que conforme a nuestros genes era señal de la pareja adecuada para continuar nuestro linaje con mejor herencia. Sin embargo, el pequeño científico que había en mí, incapaz de explicar lo que me ocurría en ese momento, decidió irse a chingar a su madre dejando solamente a un ángel frente a lo que apenas podría comprender.   Nunca creí en el amor a primera vista, en la reencarnación de los enamorados (caballero, deja de chingar) y tengo serias dudas sobre los numeritos grabados en la cabeza. El ángel en su corta existencia ha visto parejas que han durado toda la vida y aquellas que llevando un par de días juntas se colapsaron como estrellas gigantes. Seres que con solo verse la primera vez arrancaron una aventura de vida juntos y otros que hubieron de pasar por muchas cosas y tiempo antes de darse cuenta que eran uno para el otro. En todos los casos, el ángel

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