¿Cómo es posible que en un país donde la cultura está por los suelos, donde las propuestas alternativas son menos socorridas, donde los textos más leídos son el Tvynovelas y las cajas de cereal, donde Televisa y TV Azteca _son_ la barra informativa y recreativa del mexicano promedio, donde _hay más gente escuchando una estación de Grupo Radiocentro que viendo televisión_?, ¿Cómo así puede concebirse que la Cámara de Senadores haya aprobado mayoritariamente y sin cambio alguno la Reforma a la Ley de Radio, Televisión y Telecomunicaciones, reforma que apuesta por el dúopolio de la televisión, por la pérdida de la radio cultural y educativa, entre otras cosas?. Reflexionemos que no es posible que con un Jefe del Ejecutivo que fue capaz de llamar Borgues a Jorge Luis Borges, ahora nuestro único recurso consiste en que El Señor Presidente refute la reforma y pida revisión en el Congreso, después de que, así como las concesiones se van a vender, algunos diputados se vendieron y votaron a favor para más tarde escudar su corrupción diciendo que _disculpe usted, no sabíamos qué estábamos votando, no leímos bien la minuta_ Hoy hace unas horas encendí la radio en AM, el 1530 emitía Radio Mexicana y un spot que rozaba en la ofensa, proclamando el apoyo de dicha emisora a la Reforma aquí citada. De acuerdo con ellos, este es el camino seguro hacia el desarrollo del país y de sus medios, la competitividad de México en materia de medios y telecomunicaciones a nivel internacional. Uno se pregunta dónde quedan entonces la Radio y la Televisión Pública, que de por sí difícilmente cuentan con los recursos necesarios para mantenerse al aire; naturalmente el futuro de este tipo de

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