Hipódromo
El sábado fui al hipódromo, era cumpleaños de mi hermana y decidió comer en el restaurante 1943 mientras hacíamos apuestas. Un trago en mano y el placer de apostar, recordé al escritor Bukowski. Muchos no saben que hacer en la media hora de espera entre carrera y carrera; él bebía. Yo también lo hago y nunca me he aburrido. Para la segunda carrera hice una mala apuesta. Mi caballo no llegó en segundo lugar ni en tercero, sencillamente nunca llegó; quedó tendido a unos metros de
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Me siento Borracho.