Pero recién me puse a pensar porque soy fan (no fan fan, si no fan así, a secas) de los vampiros. Por favor al lector le ruego no se asuste, ni exima juicio alguno sin por lo menos haber terminado de leer, por lo menos esta exposición de mis motivos –ilógicos pero al fin y al cabo motivos-=mas=, que juro recién descubrí y créanme cuando les digo que su servidora no es para nada dark o goth o miembro de algún tipo de subcultura oscura – todo lo contrario más bien si he de ser sincera, creo que mi estilo personal al que me gusta auto-denominar roquero-ecléctico para no caer específicamente en alguno y limitarme, pasa a ser más bien bastantito fresón en virtud de mis obvias raíces pseudo-burguesas y aunque a veces intente [infructuosamente] ocultarlo.   Si bien, tampoco soy fan ensangrentada de la contracultura vampírica, este ensayo (si es que así se le puede denominar a la manera tan torpe que tengo de condensar a papel y lápiz -a falta de éstos procesador de textos- éstas ideas del hervidero de mi cabeza) he de reconocer que hay algo en la películas, en los libros y en las imágenes sobre este tema que me mueve muy dentro de mi interior.   Y no, tampoco creo tener que llegar al punto de vestirme de terciopelo negro con encajes morados y los ojos fríamente delineados de negro con todo el respeto que las personas que así lo hacen me merecen. Porqué ya lo dije, en el fondo mis raíces (inconscientemente) afloran y mi espíritu rebelde-roquero acaba por ceder a la tentación fresa-burguesa.   Entonces estaba en que creo haber descubierto el porqué de mi fascinación por ejemplo por leer a Anne Rice, quién no sólo escribió Entrevista con un vampiro, o la Reina de los Condenados (que son cómo sus obras más reconocidas en virtud de que dichas novelas han sido llevadas popularmente a películas y la segunda de las cuales se volvió más un mito por la accidentada muerte durante su rodaje de la protagonista, la rapera Aliyah), si no toda una secuencia vampírica de cada uno de los personajes entrelazados y exquisitamente desarrollados en cada historia.   Es por ejemplo, mi fascinación por Pandora (una de los vampiros antiguos) que despierta mi admiración hacia esos misteriosos y sensuales seres. Justamente he llegado a dónde quería llegar, el que descubrí que para mí los vampiros son los seres más sensuales que la imaginación humana (al tiempo que mi subconsciente brinca por semejante atrevimiento) pudo haber creado. Hasta

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