Los videojuegos de deportes siempre han destacado por su notable lejanía de la realidad. Se dice que un deporte tan pasional como el fútbol, no debe consistir, únicamente, en goles y estrellas. Son muchos los factores a tomar en cuenta cuando de hacer una crítica a un videojuego de fútbol, se trata. Hace varios años, con la aparición de la consola Play Station, Konami se encargó de desarrollar un videojuego que Electronics Arts Sports Division no había logrado: un simulador de fútbol que no sólo englobara la pasión de la copa internacional, sino también las ligas locales. En un principio, Winning Eleven, o como se conoció en Europa, Pro Evolution Soccer, no alcanzó esos estándares debido a que sólo contaba con las ligas locales de primera división de Japón. Aunque el juego era bueno, evidentemente dejaba mucho que desear cuando de equipos de primera división internacional, se trataba. Las primeras entregas de lo que ahora se ha convertido en toda una saga, no cambiaron en su forma sino hasta las últimas y más espectaculares que hemos visto, ahora para Play Station 2. Así pues, Winning Eleven se convirtió en un sólido y fuerte rival de EA Sports FIFA Soccer. Este compromiso de no dejarse ganar por un rival tan fuerte, llevó a Konami a combatir el contrato-alianza que convertía a FIFA Soccer en un, aparentemente, impenetrable muro hacia el éxito que, precisamente, llevaba en su mismo nombre: la licencia de la FIFA. La Federación Internacional de Fútbol Asociados, ya había firmado un contrato indefinido protocolario, en el cual le otorgaba a EA Sports la licencia oficial para, no sólo incluir en sus títulos los nombres de los clubes pertenecientes a la asociación, sino también para incluir todos los nombres de los jugadores que a ella están afiliados. Éste se ha convertido en el más terrible de los obstáculos a superar por Konami. La compañía japonesa se vio orillada a conseguir las licencias por su propia cuenta, lo cual le ha costado una gran cantidad de dinero, dado que algunos clubes de indudable protagonismo mercadológico, como el Real Madrid CF o el AC Milan, han estado dispuestos, primero que nadie, a pertenecer al grupo de clubes que aparezcan con nombre, uniforme y plantel oficial en el juego… siempre y cuando haya una buena cantidad de ceros en los cheques que Konami haga por sus honorarios, por supuesto. Con el paso de los años, este obstáculo se ha ido reduciendo a sólo unos cuantos clubes dentro de determinadas ligas que ponen barreras para su oficial aparición en el título. Algunos jugadores, por otro lado, también habían puesto barreras para su aparición. Tal fue el caso de Ruud Van Nistelrooy, Edwin Van Der Saar, Rafael Van Der Vaart, el resto de los seleccionados holandeses (con excepción de Edgar Davids, Clarence Seedorf y Jaap Stam); Oliver Kahn, Miroslav Klose, Fredi Bobic y muchos otros. Estos hombres, con todo y sus nombres, no aparecen

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